miércoles, 19 de marzo de 2014

Papá


"Que sublime la experiencia ésta de conocer a alguien como de puntillas, poco a poco. Y aprender a quererle paso a paso"
-Papá (06.02.95)

A tus palabras añadiría, si me dejas, las mías.
Añadiría la experiencia de conocer a alguien de golpe, sin elección, ni avisos, y sin siquiera la necesidad de alternativas... la experiencia de nacer teniendo un padre que te escribía cuando no existías. La experiencia de quererte con prisa, rápido, y de aprender a hacerlo a veces con más calma pero menos en silencio, más alto.

La experiencia de quererte desde lejos pero siempre cerca y de hacerlo más fuerte cada sábado a las diez.
La experiencia de quererte mal y a gritos, pero siempre sincera, la experiencia de quererte confundida y sin comprenderlo todo de ti.
La experiencia de quererte enfadada y caprichosa y pidiéndote más a escondidas.
La experiencia de quererte cómplice.
La experiencia de quererte cuando todo ha pasado y miramos las cosas a nuestra manera, como con las manos...
La experiencia de quererte pequeña y con prisa por crecer, y de quererte madura pero cabezota y siempre tuya.
La experiencia de quererte sola y con la fuerza de cinco, de quererte enfadado y encerrado en ti mismo, pero siempre dispuesto.
La experiencia de quererte triste a veces y feliz delante de un plato de tortitas en el Vips.
La experiencia de quererte en la música de tu violín por las mañanas, en el arte y en las letras...
La experiencia de quererte siempre como te quiero, con la certeza de que no habrán más domingos a las ocho.
Siento haber tardado tanto en responder a lo que escribiste sin saber que éramos dos.
Te quiero papá.